miércoles, 18 de noviembre de 2015

Un Puente de Piedra

                                                                                                              imagen de Carlos Pérez


Hay una fragancia rotunda
con tesitura de arándanos,
que flota desorientada en la estancia
golpeando la albura de mi pecho.

Una alegría sencilla y profunda
que nos engrasa los engranajes,
robusteciendo nuestros cimientos
en suspiros de pura magia...

Con un sabor a "Por fin"
y un regusto a milagro,
como el trino lindo de un jilguero 
celebrando el hecho de estar vivo
sobre el trigo limpio que viste el campo.

Hay un despliegue de cielo
justo a los pies de tus labios,
con un aroma de espliego 
y un derroche sincero
de jengibre confitado.

Unas manos de lana
andan tejiendo calladas
manantiales de romero
y acequias de canela en rama,
que nos resguarden del viento
y las inclemencias del tiempo.

Hay un puente de piedra 
que me lleva desde mi cuerpo 
hasta tu mismo centro.
Y en este tránsito voy sintiendo
cómo me relampaguea el alma
al abrigo de tu gracia.

Me voy desvaneciendo
a medida que nos fundimos
justo en mitad del silencio...

Para ser cómplices y testigos
del fluir delicioso y sereno
de esta corriente salvaje,
que dialoga en las orillas
formando remates de encaje,
que nos ensancha la mirada
y nos engrasa los engranajes
para sentirnos completos
desprovistos ya de ropajes.

Ahí donde el tiempo no cabe
justo en mitad del silencio...

del instante que precede
al estallido eterno 
de nuestro ser
en un beso.

                     Josiño..)