viernes, 26 de septiembre de 2014

Aquella Fragancia Homicida

 
 

Tengo fresco en la memoria
el aroma de tus párpados de seda,
perfume que nace en tus pestañas
desvistiéndome la piel.

Arrebato y desacato
que me asalta y que me indulta
que corrobora y resucita
cuando juntos derrumbamos
los andamios de los labios
en perpetua ingravidez.

Aquella mirada de agua
convertida y convencida
como un racimo de perlas
que me empaña las caricias
absorbiendo todo mi ser...
...desnudándome la sed.

Aún me crecen en las manos
las ternuras de tu vientre,
la frescura y la simiente
que alumbran mi proceder.

Tengo arrestado el recuerdo,
condenado mi sentimiento
por un veneno que me hierve
en los trazos que sugieren
aquella fragancia homicida
que provoca y me concierne
arrancándome las dudas...

...invitándome a la vida.

                     José ángel (de trigo verde)