Como aspas de un molino
que giran sin descanso,
vamos moliendo caminos,
hollando tibios sentimientos,
pretendiendo haber vivido.
Dejando que el agua se restriegue
entre nuestros dedos retorcidos,
como sarmientos que el tiempo afila y desafía
desfilando a paso ligero por los momentos,
como si nada fuese conocido
y cada instante pudiera llegar a ser cierto.
Somos voluntad y memoria,
fértiles granos de sueños perdidos,
que el viento mece a su antojo
y esparce sin ganas por los rastrojos.
Como sangra la simiente
en la tierra seca y agreste
la tristeza y su amargo olvido,
esparciéndose queda y silente
por los vastos campos de trigo.
Desvaneciéndose indolente
tras otro invierno malherido,
con la esperanza entre las cejas
de ser fieles a nuestras raíces,
de jamás darnos por vencidos.
Con las palabras mojadas,
gotea nívea la mente
y los remordimientos precisos.
Añorando viejos tiempos,
donde un día la alegría
bailaba con nuestro destino
y escribía sin prisa su sonrisa
tras los pasos del peregrino.
Con la manos agrietadas
de tanto que hemos sufrido
seguimos labrando las penas,
amasando con esponjosa valentía
el pan nuestro de cada día.
Regamos todas las piedras
y nos abrazamos a ellas
como si fueran a brindarnos
algún tipo de tregua,
un sutil paño de dureza
que otorgara cierto sentido
a cada uno de nuestros latidos.
Nos cruzamos como estrellas
que van huyendo de su trayectoria
pretendiendo haber vivido.
Vamos hollando emociones
que ni siquiera nos rozan,
desvaneciendo nuestras huellas
como aspas de un molino
que giran sin descanso
en un eterno laberinto.
Como aspas de un molino
que giran sin descanso,
vamos moliendo caminos
arando y sembrando ilusiones
en una tierra de secano.
Como si nada fuese conocido
y cada instante pudiera llegar a ser cierto,
por si acaso un día lloviera
y nuestro corazón sintiera
algo con olor a pan y a tierra
algo semejante a la vida.
Josiño ;)